Magnífica la exposición sobre Antonio López que el Museo Thyssen-Bornemisza acoge hasta el próximo 25 de septiembre. En la muestra, que según me cuentan ha sido la sensación del verano museístico de Madrid, se puede ver tanto los grandes temas de creación de Antonio López en las últimas décadas y una mirada retrospectiva hacia la trayectoria del artista desde sus inicios hasta su madurez.
En rasgos generales, me ha parecido una exposición fantástica, con unas obras pictóricas de gran belleza, pero también con una pequeña producción de esculturas que me han llamado mucho la atención, como su proyecto más ambicioso: Hombre y mujer, que esculpió a lo largo de 26 años, el reciente Hombre tumbado o una escultura de un bebé dentro del moisés.
Pero, por supuesto, me ha parecido sublime la sala con todas sus perspectivas de la Gran Vía, la mayoría pintadas se supone que un 1 de agosto a distintas horas del día, con lo que las luces cambian totalmente el panorama de la centenaria arteria madrileña. También está aquí el cuadro que sirve de portada a la exposición de la Gran Vía esquina con la calle de Alcalá y que ha sido pintado durante dos años desde uno de los balcones del bufete Ashurst.
Es curioso que viendo estos cuadros de la Gran Vía -muchos inacabados a propósito- se aprecia como López no pinta nunca en ellos coches cuando da forma al asfalto. Desconozco el motivo, pero sugiero que no le agradan en exceso por su ruido, por la contaminación y por entorpecer el placentero paseo por el centro de un Madrid que tanto ama y que tanto ha reflejado en sus cuadros durante décadas.
Hay otras imágenes muy bellas del Madrid actual, como una vista de la Avenida de América desde lo alto de las Torres Blancas. “Es como si fuera una foto, es increíble”, susurra una señora a mi lado contemplando el cuadro. Razón no le falta. El perfeccionismo de los detalles de algunos cuadros de López es espectacular.
Por último destacar que me ha gustado mucho un cuadro de una nevera abierta con comestibles en su interior (Nueva nevera 1991-1994) porque me ha acercado enormemente a la vida cotidiana y por su intenso realismo. Curiosamente es un cuadro de la colección del presidente de ACS y el Real Madrid, Florentino Pérez. Y por el contrario, no me ha gustado en exceso una serie de cuadros con motivos florales. Pero en definitiva, una muestra muy recomendable que no deberías perderte.
En rasgos generales, me ha parecido una exposición fantástica, con unas obras pictóricas de gran belleza, pero también con una pequeña producción de esculturas que me han llamado mucho la atención, como su proyecto más ambicioso: Hombre y mujer, que esculpió a lo largo de 26 años, el reciente Hombre tumbado o una escultura de un bebé dentro del moisés.
Pero, por supuesto, me ha parecido sublime la sala con todas sus perspectivas de la Gran Vía, la mayoría pintadas se supone que un 1 de agosto a distintas horas del día, con lo que las luces cambian totalmente el panorama de la centenaria arteria madrileña. También está aquí el cuadro que sirve de portada a la exposición de la Gran Vía esquina con la calle de Alcalá y que ha sido pintado durante dos años desde uno de los balcones del bufete Ashurst.
Es curioso que viendo estos cuadros de la Gran Vía -muchos inacabados a propósito- se aprecia como López no pinta nunca en ellos coches cuando da forma al asfalto. Desconozco el motivo, pero sugiero que no le agradan en exceso por su ruido, por la contaminación y por entorpecer el placentero paseo por el centro de un Madrid que tanto ama y que tanto ha reflejado en sus cuadros durante décadas.
Hay otras imágenes muy bellas del Madrid actual, como una vista de la Avenida de América desde lo alto de las Torres Blancas. “Es como si fuera una foto, es increíble”, susurra una señora a mi lado contemplando el cuadro. Razón no le falta. El perfeccionismo de los detalles de algunos cuadros de López es espectacular.
Por último destacar que me ha gustado mucho un cuadro de una nevera abierta con comestibles en su interior (Nueva nevera 1991-1994) porque me ha acercado enormemente a la vida cotidiana y por su intenso realismo. Curiosamente es un cuadro de la colección del presidente de ACS y el Real Madrid, Florentino Pérez. Y por el contrario, no me ha gustado en exceso una serie de cuadros con motivos florales. Pero en definitiva, una muestra muy recomendable que no deberías perderte.