domingo, 14 de junio de 2009

¡Tenerife adelante!


Ayer me vinieron a la mente grandes recuerdos vividos gracias al fútbol. El C.D. Tenerife, el “tete”, volvió a subir a la Primera división del fútbol español después de siete años relegado a la categoría de plata. Creo que todavía hoy domingo, y por lo que he podido ver por la tele e Internet, queda gente en la isla celebrando el anhelado ascenso. Desde la distancia, en la capital de España, que es donde vivo hace muchos años, me sumo a la alegría y a la satisfacción de que mi equipo, el equipo de mi familia, de gran parte de mis amigos y de casi toda la isla de Tenerife, haya recuperado el puesto de honor en la elite del fútbol español del que disfrutó durante varios años.

Mi primer recuerdo que tengo del C.D. Tenerife es de cuando tenía 10 años. El equipo estaba haciendo una gran segunda vuelta en Segunda, valga la redundancia, y había muchas posibilidades de jugar la hoy desaparecida “Promoción” para subir de categoría, hito que no ocurría desde 1962, cuando sólo se aguantó un año en la cumbre. Recuerdo perfectamente el día que conseguimos ese ascenso, jugando contra el Betis, en una calurosa noche de principios de julio de 1989. Ese día, hace casi veinte años, me hice hincha del Tenerife.

Mi padre se hizo socio y abonado del Club, junto a varios amigos, y yo iba con él al estadio, con un pase infantil de acompañante, cada dos domingos. Tras unos primeros años muy difíciles en la máxima categoría, con muchos nervios para no volver a bajar a Segunda, por fin nos fuimos asentando, y llegaron los éxitos: dos quintos puestos que daban derecho a jugar la UEFA, los grandes partidos en Europa donde incluso llegamos en una ocasión a semifinales, los dos épicos finales de Liga ante el Madrid,…

Esos años de niñez y adolescencia en el Estadio Heliodoro Rodríguez López me convirtieron en un gran aficionado al fútbol. Allí vibré con este gran deporte, con mi equipo, con una gran afición y pude ver en directo a estrellas como Maradona, Papin, Boban, Roberto Baggio, Butrageño, Hugo Sánchez, Zamorano, Romario, Laudrup, Zamorano, Koeman, Guardiola, Stoichkov,… Y por supuesto me emocioné con los ídolos locales: Rommel Fernández, Felipe, Redondo, Dertycia, Pier, Pizzi, Quique Estebaranz, César Gómez, y tantos otros.

El ir al fútbol cada quince días se convirtió para mí en un ritual quincenal inolvidable durante casi ocho años, hasta que me vine a vivir a Madrid: bajar a la ciudad de Santa Cruz con mi padre (luego también se hizo socia mi madre), reencontrarme con amigos, chillarle al árbitro, disfrutar con las mejores jugadas, sufrir ante un resultado adverso, cantar los goles, comerme un bocadillo en el descanso, disfrutar con una victoria, tomar algo después de los partidos en el Imperial,… ¡qué tiempos!

Ahora el Tenerife, del que sigo siendo un simbólico accionista, ha vuelto a Primera, al igual que lo hizo el 17 de junio de 2001 en Leganés, donde tuve la oportunidad de asistir al Estadio de Butarque a verlo, tras haber bajado en el 99. Pero aquel tercer ascenso sólo duró una temporada, que apenas me dejó una vez irle al ver al Bernabéu. Espero que ahora nos podamos mantener algún añito más. ¡Tenerife adelante, sin temor a la meta final!

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