domingo, 20 de septiembre de 2009

¡Arriba el telón!


Llega el otoño. Este próximo martes 22 en torno a las once y veinte de la noche cambiaremos oficialmente de estación, y diremos adiós al verano. Tras el parón estival, el teatro resurge con toda su artillería. Los estrenos se suceden estos días sin parar (algunos montajes han ido aterrizando desde finales de agosto y principios de septiembre).

La escena, sobre todo la madrileña, está más viva que nunca. Ha estado tantos años con el apellido “crisis” tras su nombre, que ahora que la crisis se extiende a toda la economía española (incluso mundial), el teatro ha renacido con una salud de hierro, con las salas llenas, actores de cine que se suben al escenario, y obras que vuelven a reestrenarse a petición del público.

La nueva temporada promete. Por ejemplo, en las tablas madrileñas podremos ver en las próximas semanas y meses a dos colosales actrices que comparten escenario por vez primera. Nuria Espert y Rosa María Sardá protagonizan en el Matadero La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, bajo la batuta del genial director catalán Lluis Pascual. Otro director, el provocador Calixto Bieito, trae al Valle-Inclán la obra Don Carlos, de Friedrich Von Schiller, con Carlos Hipólito como cabeza de cartel. El Centro Dramático Nacional también estrena un mini festival internacional titulado Una mirada al mundo que acercará a la capital cuatro producciones extranjeras, la primera, 1984, dirigida por el oscarizado actor, Tim Robbins. La actriz Charo López ha vuelto a los escenarios con la obra de Ariel Dorfman, El otro lado, y otro intérprete que vuelve tras 22 años alejado de las tablas es Viggo Mortensen, que ha elegido el Matadero de Madrid para su vuelta, junto a Ariadna Gil.

Y otras obras vuelven. La mejor de ellas es, sin duda, Un dios salvaje, de Yasmina Reza, unas de las más divertidas de la temporada pasada (que ya comenté en su día) y que os recomiendo encarecidamente. Sobre las tablas: Aitana Sánchez-Gijón, Maribel Verdú, Antonio Molero y Pere Ponce. También merece mucho la pena el regreso de Ana Belén, Fran Perea y Alicia Hermida al Bellas Artes, en una versión de Juan Mayorga de Fedra. Y aprovecharé para ver ya que por diferentes motivos se me escaparon en temporadas pasadas: El encuentro de Descartes con Pascal Joven, Espinete no existe, Mi primera vez y Urtain.

Ya iremos comentando. Sube el telón. Se abre la temporada. ¡Qué gran noticia para los que amamos el teatro!

martes, 8 de septiembre de 2009

Norte y sur con cinco estrellas


Septiembre. ¡Qué lejos queda el caluroso julio de mi último post! El verano ha parado temporalmente este blog que hoy recupero para quien quiera compartir conmigo mis diez sentidos. Estos meses veraniegos me han dejado muchas cosas que contar en la nevera. En este post recomendaré dos hoteles cinco estrellas en los que he estado este agosto en dos bodas. Una en cada punta de España: Arcos de la Frontera (Cádiz) y Boltaña (Huesca).

El Hotel Cortijo Soto Real está en Andalucía, cerca de Sevilla y de Jerez. Se trata de un lujoso hotel situado en una finca de 2.400 hectáreas que antes de estos menesteres fue propiedad de un príncipe árabe, que construyó un palacio. Aquí se celebró la boda de unos amigos que se casaron en Arcos de la Frontera. El entorno es formidable, como si estuvieras perdido en medio de un oasis. El hotel, que tiene unas amplísimas habitaciones con baño de hidromasaje, dispone de Spa, Gimnasio y hasta su propia Yeguada con espléndidas cuadras. El que lo quiera puede solicitar rutas guiadas en caballo o en calesa. El Cortijo tiene una selección de caballos de pura raza española y árabe y se pueden hacer diferentes rutas dependiendo de la experiencia. Ideal para celebraciones: bodas, convenciones de empresa,…o una reunión familiar.

El Monasterio Boltaña de la cadena Barceló es un precioso hotel en la localidad de Boltaña en el pirineo aragonés (Huesca), que nace tras la renovación del antiguo Monasterio del Carme, del siglo XVII. Está situado en un maravilloso enclave a orillas del río Ara, y su fusión de la antigua piedra del centenario monasterio con las modernas habitaciones y un cuidado diseño interior lo convierte en un hotel espectacular, un magnífico cinco estrellas para descansar. No le falta de nada: piscina de verano con solarium, fitness center y un magnífico Spa de 1.100 metros cuadrados. También ideal para celebraciones. Yo concretamente, como decía, fui a una boda que se celebró en la propia iglesia anexa al Monasterio, y al convite y a la fiesta posterior en la discoteca del hotel. Altamente recomendable. Volveré en invierno. Debe de ser aún más bonito con nieve en el exterior.

martes, 14 de julio de 2009

Solo ante el peligro


Un virtuoso Michel Camilo se asomó la semana pasada en los madrileños Jardines de Sabatini para sentarse solo ante su piano, solo ante el peligro, y regalarnos un gran concierto al aire libre en los Veranos de la Villa. En un tarde noche, donde en la vecina Plaza de España, miles de personas se congregaban para dar fin a una cabalgata que celebraba la fiesta del Orgullo Gay, a los pies del Palacio Real de Madrid, en unos jardines que se convierten en un oasis en medio del calor veraniego que desprende el asfalto de la capital, llegó Camilo, se sentó enfrente de su gran piano y empezó a tocar.

No sabíamos el qué, no había nada establecido. Toca lo que el corazón le dicta, lo que percibe que el público necesita en cada momento. Así es este dominicano de 55 años que lleva toda su vida pegado a un teclado. Y parece que de verdad las manos están pegadas a las teclas porque Camilo domina con tal maestría el piano, que incluso desde la cuarta fila, cuesta seguir muchas veces sus rápidos y energéticos movimientos que desprenden un sonido espectacular.

Camilo nos regaló a los asistentes de este recital sus ritmos latinos con descargas frenéticas que emocionan al público por la vía rápida, o composiciones más lentas para disfrutar con calma. Y ante la atenta mirada de David y Fernando Trueba, dos filas detrás de nosotros, nos regaló dos bises: Adiós Nonino de Piazzolla y el Giant steps de Coltrane, que pusieron el broche a un concierto maduro y sincero. Es verdad que las otras dos veces que he visto a Michel Camilo en directo, en versión Trío en Tenerife o a dúo con Tomatito en el Cuartel del Conde Duque de Madrid, fueron noches más mágicas que ésta, de mayor complicidad con el público, pero este concierto a los pies del Palacio Real también quedará en mi memoria.

P.D. La foto no es perfecta, pero al menos el iPhone de Tamara (¿o era el de Álex? inmortalizó el momento.

martes, 30 de junio de 2009

Un canal de varios teatros


Hace unos meses abrieron en Madrid los nuevos y flamantes Teatros del Canal en Madrid, cuya gestión pertenece a la Comunidad de Madrid, que ha delegado la batuta artística en Albert Boadella, líder de Els Joglars. Aunque vivo prácticamente al lado de ellos, hasta hace unas semanas no había podido verlos por dentro. Y lo he hecho por partida doble. Por un lado, para ver una de las últimas funciones del clásico Fuenteovejuna, y por otro para asistir al Foro de Evidencias Electrónicas.

Cada uno de estos dos acontecimientos me ha dado la posibilidad de ver las dos salas principales del recinto, una más pequeña y coqueta, más propia para representaciones teatrales a pequeña escala, y la otra más grande y majestuosa, ideal para espectáculos con escenario variable, y eventos varios, como ejemplo este foro u otro congreso profesional. Aparte del interior de las salas, que obviamente (sólo faltaría) están ultra preparadas para todo, con las últimas técnicas y elementos necesarios, los espacios anexos a las salas: ambigú, halls con sofás, anchos pasillos super luminosos, etc. están muy bien estudiados y diseñados. Hay varias plantas, pero no faltan escaleras mecánicas y ascensores. Y además, la cafetería es muy amplia, con gran surtido de cosas para ‘picar’ en el descanso, y para tomar el fresco hay una agradable terraza. En fin… no falta de nada.

Lástima que la obra Fuenteovejuna, que me sirvió de baustimo en estos Teatros del Canal, no haya sido tan buena como esperaba, ni por supuesto tan genial como el Fuenteovejuna que contemplé hace unos años en el Teatro Pavón a cargo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Es triste, pero los actores (excepto uno: Gerardo Malla) no recitaban bien el verso, y sin eso, la obra se desmonta de principio a fin.

Pero volviendo a los Teatros del Canal, también me gustaría destacar su amplia y variada programación: hasta el momento teatro, ópera moderna, danza, flamenco, zarzuela,… y a partir de finales de agosto, la próxima temporada promete con el último espectáculo de Rafael Amargo, el ballet de Víctor Ullate, la obra de Shakespeare Sueño de una noche de verano bajo la dirección de Helena Pimenta y el estreno en España de La Vera Costanza (La constancia veraz), de Franz Joseph Haydn, con libreto de Francesco Puttini y Pietro Tavaglia. Y, por supuesto, el Festival de Otoño (una vez que nos quedamos sin el Albéniz). Habrá que seguir de cerca, nunca mejor dicho, estos Teatros del Canal.

domingo, 14 de junio de 2009

¡Tenerife adelante!


Ayer me vinieron a la mente grandes recuerdos vividos gracias al fútbol. El C.D. Tenerife, el “tete”, volvió a subir a la Primera división del fútbol español después de siete años relegado a la categoría de plata. Creo que todavía hoy domingo, y por lo que he podido ver por la tele e Internet, queda gente en la isla celebrando el anhelado ascenso. Desde la distancia, en la capital de España, que es donde vivo hace muchos años, me sumo a la alegría y a la satisfacción de que mi equipo, el equipo de mi familia, de gran parte de mis amigos y de casi toda la isla de Tenerife, haya recuperado el puesto de honor en la elite del fútbol español del que disfrutó durante varios años.

Mi primer recuerdo que tengo del C.D. Tenerife es de cuando tenía 10 años. El equipo estaba haciendo una gran segunda vuelta en Segunda, valga la redundancia, y había muchas posibilidades de jugar la hoy desaparecida “Promoción” para subir de categoría, hito que no ocurría desde 1962, cuando sólo se aguantó un año en la cumbre. Recuerdo perfectamente el día que conseguimos ese ascenso, jugando contra el Betis, en una calurosa noche de principios de julio de 1989. Ese día, hace casi veinte años, me hice hincha del Tenerife.

Mi padre se hizo socio y abonado del Club, junto a varios amigos, y yo iba con él al estadio, con un pase infantil de acompañante, cada dos domingos. Tras unos primeros años muy difíciles en la máxima categoría, con muchos nervios para no volver a bajar a Segunda, por fin nos fuimos asentando, y llegaron los éxitos: dos quintos puestos que daban derecho a jugar la UEFA, los grandes partidos en Europa donde incluso llegamos en una ocasión a semifinales, los dos épicos finales de Liga ante el Madrid,…

Esos años de niñez y adolescencia en el Estadio Heliodoro Rodríguez López me convirtieron en un gran aficionado al fútbol. Allí vibré con este gran deporte, con mi equipo, con una gran afición y pude ver en directo a estrellas como Maradona, Papin, Boban, Roberto Baggio, Butrageño, Hugo Sánchez, Zamorano, Romario, Laudrup, Zamorano, Koeman, Guardiola, Stoichkov,… Y por supuesto me emocioné con los ídolos locales: Rommel Fernández, Felipe, Redondo, Dertycia, Pier, Pizzi, Quique Estebaranz, César Gómez, y tantos otros.

El ir al fútbol cada quince días se convirtió para mí en un ritual quincenal inolvidable durante casi ocho años, hasta que me vine a vivir a Madrid: bajar a la ciudad de Santa Cruz con mi padre (luego también se hizo socia mi madre), reencontrarme con amigos, chillarle al árbitro, disfrutar con las mejores jugadas, sufrir ante un resultado adverso, cantar los goles, comerme un bocadillo en el descanso, disfrutar con una victoria, tomar algo después de los partidos en el Imperial,… ¡qué tiempos!

Ahora el Tenerife, del que sigo siendo un simbólico accionista, ha vuelto a Primera, al igual que lo hizo el 17 de junio de 2001 en Leganés, donde tuve la oportunidad de asistir al Estadio de Butarque a verlo, tras haber bajado en el 99. Pero aquel tercer ascenso sólo duró una temporada, que apenas me dejó una vez irle al ver al Bernabéu. Espero que ahora nos podamos mantener algún añito más. ¡Tenerife adelante, sin temor a la meta final!

lunes, 1 de junio de 2009

Cuatro sitios para comer bien


Me gustaría recomendar cuatro restaurantes en Madrid que me han gustado bastante de algunos de los que he estado en las últimas semanas. Son cuatro totalmente distintos, sobre todo en precio, pero todos valen la pena:

Muy barato: Si quieres probar una de las mejores hamburguesas de la capital de España, éste es tu sitio: Alfredo’s Barbacoa. Tienen dos restaurantes: el de la calle Lagasca (Barrio de Salamanca), el primero en abrir hace ya más de veinte años, y en la calle de Juan Hurtado de Mendoza (cerca de la Plaza de Cuzco-Paseo de la Castellana), que es en el que más veces he comido. Hay algunos entrantes para hacer boca como los aros de cebolla, alitas de pollo, chile con carne, ensaladas de col, y también tiene de segundo, platos como las costillas, salchichas o lomo, pero su especialidad son sus famosas hamburguesas, que han hecho que hasta tenga su grupo de fans en Facebook (entre los que me encuentro). Mi preferida: La super Alfredos Burger con queso philadelphia y cebolla a la parrilla. Sencillamente exquisita.
Precio aproximado: entre 15 y 20 euros por persona.

Barato: Dentro del deambular bimensual por restaurantes de cocina internacional que hacemos los integrantes de un club del gourmet que fundamos hace años un grupo de amigos, nos tocó cenar la última vez en el restaurante de nacionalidad coreana, Korea, en la calle de Cristóbal Bordiú de Madrid. Decoración sencilla, servicio amable, buena comida y mejor precio. Instalan unas planchas en las mesas con unos camping gas, y ahí te cocinan unos excelentes platos de carne o marisco con verduras. Muy recomendable el omurais, un arroz envuelto en tortilla y con salsa, y a mí me gustó mucho el Kimchi, una especie de col fermentada y picante que sirven fría, pero que no fue mucho del agrado de mis compañeros de mesa. Su punto débil: su escasa y pésima carta de postres. ¡Nada es perfecto!
Precio aproximado: unos 25 por persona.

Caro: Uno de mis restaurantes preferidos en Madrid es el De María de la calle de Félix Boix, cerca de Plaza de Castilla. Cohabitan varios locales con esta enseña en la capital, pero éste es “el restaurante” del grupo y dista bastante de los otros, casi todos en el centro de la ciudad y que son más estilo parrilla con una barra que también sirven cañas, vinos y tapas. El de Félix Boix, que incluso tiene una web independiente, es un acogedor establecimiento, con un buen servicio, una bonita decoración y una buena cocina argentina, donde destaca su rica provoleta, sus excelentes y deliciosas carnes a la parrilla y sus riquísimos postres. Siempre está muy frecuentado por famosos, sobre todo futbolistas (no está muy lejos del Bernabéu), algo que atestiguan algunas fotos que cuelgan de las paredes.
Precio aproximado: entre 50 y 60 euros por persona.


Muy caro: Para ocasiones especiales, como una celebración en grata compañía, un homenaje gastronómico con un excelente vino o simplemente una comida de negocios (lo que más se estila en este lugar) os recomiendo Aldaba, un selecto restaurante de cocina vasco-navarra en la calle de Alberto Alcocer (al lado de Cuzco) con una elegante ambientación, un impecable servicio de mesa, una cocina de temporada del altos vuelos, incluyendo una retahíla de postres caseros y una de las mejores cartas de vino de todo Madrid. No obstante, cuenta con el premiado sumiller Luis García de la Navarra que atesora en este local una carta de vinos que parece una enciclopedia con representaciones de todos los países del mundo. La foto de arriba es de uno de sus salones.
Precio aproximado: 100 euros por persona o más (dependiendo del vino elegido)

domingo, 24 de mayo de 2009

De Cádiz a la estepa rusa


Sólo quedan unos días para poder disfrutar en Madrid de Carmen, uno de los mejores espectáculos de la temporada, que la bailaora Sara Baras ha subido a las tablas del Teatro Lope de Vega. La protagonista del clásico de Mérimée que inmortalizó Bizet inunda la Gran Vía con la fuerza de la gran Baras, una artista carismática, elegante, simpática en los espacios cortos, ingeniosa y muy curranta. Su torbellino y su fuerza la ha hecho ir más allá y además de interpretar el personaje de Carmen, la gaditana ha dirigido la obra y la ha coreografiado, además de firmar la escenografía, en la que destaca el acierto de las sillas y una pantalla con imágenes, y compartir también la creación de la iluminación y el vestuario. Todo un ejemplo de virtuosismo artístico.

La Carmen de Baras no decepciona; emociona en algunos momentos; seduce con sus volátiles movimientos, que aterrizan con estruendo en el escenario. El negro, el blanco y el rojo de la pasión española colorean la escena, en parte gracias al vistoso vestuario de Sybilla. La música de Paco de Lucía, Javier Ruibal o Joan Valent se entremezcla con los taconeos de Baras o reputados bailaores como José Serrano o Luis Ortega. A veces la historia se queda un poco inconexa para quien no haya visto o leído antes a Carmen, pero ahí está de nuevo Sara Baras, soberbia en todas sus intervenciones con un baile elegante y poderoso, con un majestuoso taconeo que endulza con un bello movimiento de brazos que hipnotiza a los espectadores, entregados a la causa, como no puede ser menos. Hasta el 30 de mayo, improrrogable.

Y también he estado viendo esta semana, una de las últimas funciones de otra obra que me ha parecido espléndida. El director Gerardo Vera, máximo responsable desde 2004 del Centro Dramático Nacional, ha programado y además dirigido una versión de Juan Mayorga de Platonov, de Antón Chéjov, obra que estuvo desaparecida durante años y una copia, sin título, apareció en los años veinte en una caja fuerte de un banco de Moscú y que versa sobre la caída de un hombre y sobre la extinción de un mundo.

El poderoso montaje, que hoy ha echado el telón en el Teatro María Guerrero, cuenta con un espléndido elenco de 19 actores encabezado por Pere Arquillué, en el papel de Platonov y la televisiva Carmen Machi, como su esposa, y donde también destaca sobremanera la actriz Mónica López, como Anna Petrovna, la generala. En sus casi tres horas de duración, este Chéjov, próximo en algunos aspectos al que tuve la oportunidad de ver en este mismo teatro el año pasado en Tío Vania, transmite muchas emociones: ternura, miedo, risa, odio, tristeza, alegría, amargura… y nos muestra una sociedad rusa en decadencia, un don Juan con tintes progres y unos valores que deambulan entre la amistad, el amor y el deber como patriota. Consulta la gira, quizás aún estás a tiempo de disfrutarla.

martes, 19 de mayo de 2009

Tenis y más tenis en San Isidro


Nada de toros. Nada de chotis. Nada de verbena. Nada de cocido madrileño, tortilla de patatas, barquillos o rosquillas de San Isidro, ya sean “listas” o “tontas”. Este año había que cambiar la pradera del santo patrón de Madrid por las pistas del nuevo Open de Tenis mixto, heredero del antiguo Masters. El Madrid Arena de la Casa de Campo dejaba paso a la flamante y espectacular Caja Mágica, esperamos que futura sede de tenis de los JJOO de Madrid 2016. El torneo no defraudó. Tenía entradas, como ya viene siendo habitual desde hace cinco o seis años, para las semifinales y final, aunque este año éstas se multiplicaban por dos, al jugar también las tenistas del circuito femenino (WTA). En total 6 partidos en dos días. Agotador, pero muy gratificante.

La nueva Caja impresiona, como decía en mi anterior post, sobre todo su pista central Manolo Santana donde caben 13.000 voces gritando y animando a Nadal. Porque sólo cuando el manacorí salió a la pista para jugar contra Djokovic (el sábado) o contra Federer (el domingo) las gradas estaban totalmente llenas. Lástima que España no tenga aún una afición al tenis como la de París o Londres, que llenan las pistas de sus torneos estrella sin necesidad de tener a un ídolo local entre los protagonistas del choque. Una pena ver la final femenina de la Nº1 del mundo Safina con un tercio de la pista llena, y los palcos desiertos, incluyendo el de las autoridades, que seguro preferían comer y beber gratis en el restaurante VIP. En fin…

Pero lejos de estos comentarios, o la crítica que hago a la organización del torneo por no dejar entrar comida (es decir, unos ‘míseros’ bocadillos que quedaban confiscados en las puertas) para luego ‘hacerse de oro’ cobrando perritos y hamburguesas a cinco euros (833 pesetas de las de antes), el fin de semana fue espléndido. El cielo lució su sol más radiante para iluminar la pista de tierra batida que estrenaba Madrid semanas antes de Roland Garros. Los espectadores llegaron ilusionados para ver gran tenis y los jugadores y jugadoras no defraudaron. Incluso nos regalaron una final masculina entre los dos mejores del mundo nunca vista antes en la capital de España. Lástima que como todos ya sabéis, Nadal no pudo alzarse con la victoria en la final del torneo, pero siempre no se puede ganar… Mención aparte tiene la semifinal del sábado entre el balear y Djokovic, que duró cuatro horas y que se resolvió “in extremis” en los minutos finales con una épica victoria de Nadal.

¡Qué grande es el buen tenis! ¡Qué gran fin de semana! A esperar al próximo año también en San Isidro. Ya tengo compradas las entradas.

domingo, 10 de mayo de 2009

Cobertura olímpica y Caja Mágica


Semana olímpica en Madrid la que termina hoy domingo, pero sin ningunos Juegos. Al menos no todavía. Habrá que esperar al próximo 2 de octubre en Copenhagen para ver si el Comité Olímpico Internacional (COI) se decide por nuestra ciudad, a la que a buen seguro no le faltan ni infraestructuras ni ganas para llevarlos a cabo en 2016. Los representantes del COI han estado toda la semana haciendo una evaluación de la capital española y parece ser, que han salido contentos. Pero bueno esa es otra historia… lo que quería hoy comentar en el blog son dos cosas que están relacionadas directa o indirectamente con los posibles Juegos de 2016 en Madrid.

La primera es que me gustaría resaltar el buen trabajo que he percibido esta semana de los medios de comunicación en referencia a informaciones escritas, gráficas o audiovisuales en torno a la candidatura olímpica de Madrid. Más allá de que el tema pueda ser interesante para vender más periódicos o consumir más minutos de televisión o Internet (que no estoy del todo seguro) o que las autoridades “fomenten” esa información en los grandes grupos de comunicación (tampoco lo sé con seguridad), la verdad es que he constatado que el trabajo de los periodistas ha sido excelente. Y quiero resaltar entre todos a dos medios que no son ni autonómicos o locales, ni deportivos: el diario La Gaceta de Los Negocios, que realizó el martes 5 de mayo un fantástico especial de 32 páginas sobre la candidatura, la ciudad, las instalaciones, la historia de los JJOO, etc… y por otro el diario El Mundo, que realizó una gran cobertura de la visita durante toda la semana con varias páginas con interesantes gráficos e infografías en su suplemento M2.

El segundo tema del que quería hablar es de La Caja Mágica de Madrid, el nuevo Centro Olímpico de Tenis de la ciudad del Manzanares, que aspira a convertirse en el recinto que acoja las competiciones tenísticas de los JJOO de Madrid 2016. Se trata de un nuevo macro complejo deportivo y de ocio de más de 80.000 m², obra del arquitecto francés Dominique Perrault, que fue inaugurado oficialmente la semana pasada por Zapatero, Aguirre y Gallardón, y anteayer viernes para todos los públicos con el inicio del Open de Tenis de Madrid y un concierto del cantante norteamericano Lenni Kravitz.

Tuve la oportunidad de asistir a esa inauguración oficial el pasado jueves 30 de abril y tengo que decir que salí maravillado de las instalaciones. Para un gran fan del tenis como yo, que asisto cada año al Masters Series de Madrid (ahora Open), que sigo los grandes torneos por la tele, y que además viajé hace unos años a Roland Garros a ver la primera final en París entre Nadal-Federer, tener un complejo dedicado a la raqueta en Madrid de esta envergadura, me produce una gran satisfacción.

Un complejo que cuenta con 11 pistas cubiertas y 16 pistas exteriores para la práctica del tenis. Los tres estadios principales, con aforo para 12.500, 3.500 y 2.500 espectadores, suponen un importante hito constructivo, ya que disponen de cubiertas móviles que pueden elevarse o desplazarse lateralmente según las necesidades y las inclemencias meteorológicas de cada momento. Por poner alguna pega, hay que decir que me pareció todo demasiado frío, sin vida, sin cuerpo, sin corazón. Ahora está sólo la carcasa, el esqueleto, la obra faraónica, y habrá que llenarlo poco a poco de vida, ruido, color,… En fin, que los visitantes del COI se habrán quedado tan impresionados como yo de las instalaciones, que podré disfrutar esta misma semana con el Mutua Madrileña Open Madrid. Hace tiempo que tengo entradas para ir con mis amigos Jaime y Jorge a las semis y las finales masculina y femenina. ¡Ya os contaré!

martes, 5 de mayo de 2009

Un puente para el mejor teatro


El pasado miércoles asistí a la última representación de The Bridge Project, una iniciativa que ha traído por unos días al Teatro Español de Madrid a un equipo de actores británicos y americanos (algunos de ellos estrellas de Hollywood) dirigidos por el oscarizado Sam Mendes. Me aventuré y pude comprar una entrada, antes de que se agotaran, para la segunda de las obras representadas: The Winter’s Tale (Cuento de Invierno).

Se trata de la última obra que escribió Shakespeare. En ella se cuenta la historia de Leontes, rey de Sicilia, quien cree que su esposa, Hermione, y su mejor amigo, Polixilenes, rey de Bohemia, tienen un idilio. A pesar de las súplicas de la reina, que insiste en su inocencia, y de no tener evidencias previas, el Rey se deja llevar por los celos y destruye a su familia. La historia se desarrolla en dos partes diferenciadas: una en Sicilia, más dialogada, sentida y triste, representada por los actores británicos del elenco como Russell Beale o Rebecca Hall, y otra en Bohemia, más musical, colorida y alegre, representada por los actores americanos como Ehan Hawke o Richard Easton. El diferente acento inglés delata la procedencia de cada actor. Sin embargo, reconozco que sin los sobretítulos en español, me hubiera costado muchísimo seguir la obra. Tendré que estudiar más inglés por si The Bridge Project vuelve el año próximo a Madrid.

El montaje de Mendes (director de pelis como American Beauty, Camino a la perdición o Revolutionary Road) me pareció exquisito. Igual que ese sabor ni dulce ni salado de un buen manjar que te entra por el paladar y que disfrutas en cada bocado. Los actores, sólidos en sus personajes, delatan en sus interpretaciones: experiencia, carisma, entusiasmo, entrega, empuje, derroche… ¡qué fácil es ver una obra de teatro así! Una buena historia, bien escrita, que perdura en el tiempo, un gran director, un buen montaje con rigor y sin excesos, unos actores magníficos, un público entregado desde el primer hasta el último minuto.

Y todo fue magia en el último día en España de esta troupe que inició su viaje en Nueva York y tras alguna ciudad más, recalará en el Teatro Old Vic de Londres que dirige Kevin Spacey. Por cierto que las estrellas no sólo estaban sobre las tablas. En el patio de butacas también había caras conocidas, como la flamante ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, sus antecesoras en la presidencia de la Academia, Mercedes Sampietro y Marisa Paredes, Miguel Rellán, Rosa María Mateo, Lucía Jiménez, algún presentador de la tele,… nadie quería perderse este Shakespeare enamorado con más sabor anglosajón que nunca. Afortunadamente, me alegro de no habérmelo perdido. Gran velada teatral.

miércoles, 29 de abril de 2009

Durmiendo en las alturas

El sábado decidí pasar un día diferente y reservé una habitación en el nuevo hotel Eurostars Madrid Tower de 5 estrellas, en una de las cuatro torres que desde hace unos meses han cambiado el skyline de Madrid. Probablemente hay varios hoteles mejores de su categoría en la capital, pero me pareció muy interesante el precio razonable que están ofertando estos primeros meses de vida del hotel, para ser un cinco estrellas, unos 133 euros la habitación doble sin desayuno (IVA incluido).

El hotel comprende desde la planta baja hasta la trigésima. Por encima, el rascacielos está destinado a oficinas. Así que las vistas dependerán mucho del piso donde se ubique la habitación en donde te alojen. De todas formas, el hecho de que el edificio tenga otras dos torres de la misma altura a los lados, sobre todo la de Caja Madrid que es la más cercana a la ciudad, hace que desde el hotel sólo haya vistas al Barrio del Pilar, La Paz y la sierra de Madrid por un lado, o la zona de la Estación de Chamartín por el otro. También por unas pocas ventanas se pueden ver las Torres KIO, pero como digo la primera torre tapa las vistas que darían al centro de la capital.

Eurostars Madrid Tower tiene todos los servicios propios de un cinco estrellas: portero, conserjería, bussiness centre, lobby bar, babysitter, limusinas, lavandería, peluquería, masajes, restaurante gastronómico en la planta 30ª… También hay un Well Health Club en la planta 29ª con un gimnasio con los aparatos necesarios, pantallas planas de TV, con amplios ventanales y un mini Spa, bastante decepcionante en sus prestaciones.

Las habitaciones, que al final es donde uno pasa la mayor parte del tiempo en un hotel de ciudad, son amplias, con un bonito diseño y muy bien equipadas. Y por supuesto con unos grandes ventanales… hay que explotar que estamos en un rascacielos. Cama de 1’80 de ancho, escritorio, tele de LCD (algo pequeña para mi gusto), Wi-fi, mandos en la pared de la cama para abrir y cerrar la enorme persiana,… y otra persiana de madera para que entre luz natural en el baño, dividido en tres partes: WC, ducha y bañera/lavabo.

¿Y pegas? Siempre las hay, como la falta de al menos un espejo en la habitación –al menos dentro del armario- sin necesidad de ir al lavabo, más cajones para la ropa, un reproductor DVD o si me apuras hasta la posibilidad de conectarte a Internet desde la TV con un teclado portátil que puedes usar desde la cama, como he visto en algunos hoteles de EE.UU. Y ¡ojo!, que aunque no es un sonido muy fuerte (porque yo estaba en una planta medianamente alta), se oyen las ambulancias que entran y salen del vecino Hospital de La Paz. Pero en definitiva, otro gran hotel para la ciudad de Madrid.

lunes, 27 de abril de 2009

Cuando los malos llevan corbata


He visto en el cine The International. Dinero en la sombra, un apasionante thriller donde el Agente de la Interpol Louis Salinger (interpretado por el guaperas británico Clive Owen) y la ayudante del Fiscal del Distrito de Manhattan, Eleanor Whitman (una desaprovechada Naomi Watts) están decididos a llevar ante la justicia a uno de los bancos más poderosos del mundo. Ya se sabe que hace décadas los malos eran los mazis, luego vinieron los soviéticos –más tarde rusos-, a finales de siglo los árabes fundamentalistas, y ahora, con una crisis galopante que se cobra ‘víctimas’ diaria, los villanos son los bancos y las grandes corporaciones chupa sangre.

Con un comienzo espectacular, el filme va decayendo según pasan los minutos de metraje. Aún así, el ritmo, la puesta en escena y la trama la convierten en una película, a mi gusto bastante interesante, sobre todo visualmente. También porque trata el tema del poder de las entidades financieras y grandes compañías capaces de controlar masas, derrocar gobiernos y financiar indirectamente a delincuentes con tal de tener beneficios. Que pena que el guión no sea algo mejor.

The International tiene similitudes con algunos trhrillers de los 60, pero con el indudable salto en el tiempo de la era post Bourne, con escenas de acción muy bien resueltas como el tiroteo en el Museo Guggenheim de Nueva York. La cinta viaja por el mundo como en la saga Bond con excelentes localizaciones y una eficaz dirección de fotografía. Clive Owen está correcto en su papel y Naomi Watts pasa sin pena ni gloria por el film. Pero en fin, a pesar del descafeinado final, se trata un estreno de intriga y suspense entretenido y bastante decente.

jueves, 16 de abril de 2009

Londres imprescindible


Mi buena amiga Tamara ha volado hoy a Londres a pasar unos días de merecidas vacaciones, y su viaje ha devuelto a mi memoria mil cosas que he visto, sentido y vivido en la capital británica, en la que permanecí un año de mi vida. Y recordando y recordando he pensado que si tuviera que recomendar, por ejemplo, diez lugares o rutas imprescindibles de esta gran urbe, me sería muy difícil, porque seguro dejaría muchos sitios dignos de conocer, pero me voy a lanzar, por si a alguien le sirve de ayuda en unas próximas vacaciones.

1. El distrito de Westminster, con el Parlamento de Londres, la torre del reloj -Big Ben-, la Abadía de Westminster, el Whitehall, el London Eye -la gran noria que se construyó para celebrar la llegada del Milenio-, St. James Park y el Palacio de Buckingham.

2. Un paseo por la City, el centro de negocios más importante de Europa, con parada en la Catedral de St. Paul para cruzar posteriormente el río Thamesis por el Puente del Milenio del arquitecto Norman Foster que conduce a la Tate Modern.

3. El West End, incluyendo el Soho, Leicester Square, Covent Garden y un recorrido a pie por las calles más concurridas, comerciales y significativas de la ciudad: Oxford Street, Carnaby Street y Regent Street, y por supuesto la mundialmente conocida Picadilly Circus.

4. Trafalgar Square con su imponente estatua del almirante Nelson y en lo alto la grandiosa National Gallery, que alberga en su interior obras imprescindibles en la historia del Arte como La Venus del Espejo de Velázquez, Sansón y Dalila de Rubens, La virgen de las rocas de Leonardo Da Vinci o Los girasoles de Van Gongh.

5. Camdem Town y su peculiar mercadillo de los domingos, donde podrás encontrar y comprar casi todo lo que te puedas imaginar. Y lo que nuncas has imaginado.

6. La Torre de Londres y el Tower Bridge, dos símbolos históricos de la ciudad.

7. El British Museum, probablemente uno de los dos o tres museos más espectaculares del mundo.

8. Hyde Park, el gran pulmón verde en medio de la gran urbe.

9. Llegar en metro en superficie al moderno distrito de rascacielos de Canary Wharf y los Docklands y cruzar el río a pie por un paso subterráneo hasta Greenwich, donde se encuentra el famoso meridiano y un parque con una vista increíble. Se puede volver al centro en barco por el Támesis, el trayecto merece la pena.

10. Los tres espléndidos museos en South Kensington: Natural History Museum, Victoria & Albert Museum y Science Museum.

lunes, 13 de abril de 2009

Estética pura sobre las tablas


Fui el sábado a ver la penúltima representación de Hamlet en las Naves del Teatro Español. Dos días después creo que aún continúo en estado de éxtasis tras las casi cuatro horas de duración de un espectáculo sublime que el director esloveno Tomaz Pandur ha puesto en pie en el polivalente escenario del Matadero de Madrid.

Todo es mágico en este montaje, desde la espectacular escenografía de Numen, la magnífica composición musical de Silence, el apropiado vestuario de David Delfín, el imponente diseño de sonido de Mariano García o la precisa y creativa iluminación de Juan Gómez Cornejo. A esto se le suma una inconmensurable Blanca Portillo en el papel de Hamlet y un cortejo de actores secundarios que realizan un trabajo muy sensato, todos bajo la batuta de Pandur, un director que ya se siente en España casi como en casa, tras regalarnos en los últimos años algunas grandes obras como Inferno o Barroco. Y por supuesto sin olvidar que estás frente a un Shakespeare, quizás ante su obra más grande y más veces representada, la del príncipe de Dinamarca.

En un escenario inmenso donde el agua cobra vida propia y las luces y las sombras se convierten en niebla y tinieblas, se desarrolla este Hamlet contemporáneo, oscuro, siniestro, complejo, atormentado como el sello que impregna Pamdur a sus obras. El texto se diluye en la atmósfera pausada, que se detiene y que envuelve el sonido de la respiración del público que abarrota la sala. Los actores, corren, saltan, gritan, luchan, hablan. Su preparación mental y física es admirable para enfrentarse a cuatro horas de catarsis teatral interpretando al clásico de los clásicos. Incluso en el intermedio, en nuestro descanso y en su descanso (que no lo es), la representación sigue, the show must go on y el café del teatro se convierte en un cabaret con Asier Extendia cantando en el escenario y los actores integrados entre el público mientras el bar no para de servir bebidas y empanadillas.

Lástima que este apoteósico espectáculo teatral estéticamente perfecto y textualmente correcto sólo haya permanecido dos meses en cartel, pese a la dificultad de encontrar entradas en las semanas finales, y que no vaya a realizar gira por culpa de la complejidad del escenario.

jueves, 2 de abril de 2009

Sol naciente en Chamberí

La otra noche estuve cenando con unos amigos, bueno puntualizo, con unos muy buenos amigos, en un restaurante japonés del que me habían hablado bastante bien. No nos decepcionó, aunque mejor me atrevo a decir que no me decepcionó, porque mis amigos no son muy propensos a japoneses. Reservé y les convoqué yo. Ellos pidieron lo menos japonés de la carta y lo que estuviera más cocinado. Bueno, el sitio en cuestión se llama Nagoya, y tiene dos establecimientos en Madrid. Concretamente nosotros fuimos al de la calle de Trafalgar, en el distrito de Chamberí.

No soy un gran entendido en japoneses, pero me estoy aficionando últimamente a su comida y he probado ya algunos en Madrid. De primero pedimos una tempura de verduras y langostinos que no estaba mal. Luego probamos varios tipos de makis, de aguacate, de langostinos,… que estaban muy bien hechos. Pero lo que más me gustó fue la bandeja de sushi que pedí, un surtido de varios tipos: salmón, atún, langostino, huevas de salmón, tortilla japonesa,el único que no me gustó fue el de caballa. Dicen que “para gustos, colores”. Y una cosa es segura, una vez que pruebas estos platos con unos cortes excelentes en un japonés de verdad como éste, luego no puedes comerte los maki y los sushi que te ponen en el asiático de turno, como el que tengo cerca de mi trabajo.

En cuanto al local no es nada del otro mundo, pero la verdad es que muchas veces se agradece que se dediquen todos los esfuerzos en tener una comida fresca y de calidad y un servicio atento y agradable que no tanta decoración ornamental y con tantos detalles del país asiático, que muchas veces sólo sirven para recargar el ambiente. Por cierto, ya que nombro el ambiente, me resultó muy agradable, sin mucho ruido, que es fundamental. Una pega: que las mesas de la entrada están muy juntas. Por suerte, nosotros éramos siete y nuestra mesa estaba algo apartada.

¿Y el precio? Bastante barato. Comiendo y quedándose satisfecho os puede salir entre 25 ó 30 euros por cabeza con vino y postre. Restaurante japonés muy recomendable. Los hay mejores en la capital (y también más caros), según varias guías y clasificaciones que he consultado, pero éste tiene unos platos sencillos y abundantes y la calidad de los ingredientes es bastante buena.

jueves, 26 de marzo de 2009

Peldaño a peldaño, pero en caída

Reconozco que tenía bastante interés en ver la obra Los 39 escalones en el Teatro Maravillas de Madrid. Había leído algunos comentarios de espectadores a los que les había gustado mucho, y parece que el boca a boca estaba funcionando, porque el teatro se estaba llenando todas las funciones y ya habían ampliado dos veces la fecha definitiva de bajada el telón. Por este motivo saqué entradas para ver a Jorge de Juan, Gabino Diego, Patricia Conde y Diego Molero en una humorística adaptación de la obra que llevó al cine con éxito el maestro Hitchcock allá por el año 1935.

Lo primero que me encontré al cabo de unos minutos de comenzar la obra es que Patricia Conde ya no figuraba en el elenco, y había sido sustituida semanas atrás por Beatriz Rico. Cara de póker. No es que me muera por ver a la televisiva Conde -aunque algo de curiosidad tenía de ver cómo se desenvolvía en la escena-, pero me molesta que me la hayan colado, porque me parece indignante que no se avise de esto al comprar la entrada por Internet. Hoy mismo vuelvo a acceder a entradas.com y sigue saliendo la foto y el nombre de Patricia Conde. En fin, indignante.

Pero bueno, olvidado pronto este ligero agravio, me dispongo a disfrutar de la obra, y por qué no, reírme un rato. Sin embargo a mí Los 39 escalones me han producido un amargo sabor de boca. Me han dejado con esa sensación de probar un plato nuevo, y dices por cortesía: “sí, vaaa, no está mal…”, pero estás pensando para ti mismo: “no creo que vuelva a pedirlo”. Es una obra entretenida en muchos trayectos del viaje, con esporádicas risas, pero enormemente aburrida y repetitiva en otros instantes para mi gusto. Y una cosa no compensa la otra. Los actores no están mal, no. Y además su esfuerzo por llevar a cabo el género del absurdo es muy encomiable. Cómo no valorar las 1.000 transformaciones de Diego Molero y Gabino Diego. Por supuesto. Cómo no valorar el formidable juego de luces. Sí. Pero el sabor final, tras saborear a fondo y apurar la copa de vino, no es muy grato.

Ahora bien. Esta obra es la típica que o gusta bastante o no te gusta nada. No creo que nadie se quede a medias. Es como las pelis que parodian otras tipo Scary Movie o Agárralo como puedas. Hay quien les encanta y sale a carcajadas del cine recordando con los acompañantes todos los gags, y hay quien las aborrece y les parecen estúpidas. Para gustos, colores, como se suele decir coloquialmente. Así que tú decides. Quizás te encante. Quizás no.

sábado, 21 de marzo de 2009

¡Hazte un cine!

Ayer tarde estuve viendo Duplicity, una mezcla de comedia romántica y film de intriga protagonizado por el guaperas, Clive Owen, y la eterna Pretty Woman, Julia Roberts. La película es entretenida, ¿divertida? no diría tanto y algo previsible. Excelente plan para desengrasar una tarde sin más pretensiones que pasar un rato agradable, pasar por taquilla y salir con una ligera sonrisa en la cara. No da para mucho más. Lástima, porque la idea inicial, la de dos espías que trabajan para empresas rivales es buena, y seguro que contaban con un gran presupuesto, pero el desarrollo del argumento se queda en un pequeño barco de papel en medio del gran océano. Dicho de otro forma es tópico y superficial. Pena por partida doble, porque el director, Tony Gilroy había realizado un primer film bastante decente, con gran solidez narrativa y dramática en Michael Clayton, protagonizada por George Clooney. Segundas partes, por decirlo de alguna forma, -salvo excepciones-nunca fueron buenas.

Mucho más recomendable, para mi gusto, es Slumdog Millionaire, una tragicomedia ambientada en la India, donde la vida de un adolescente se ve alterada ante el éxito de su participación en el célebre concurso de televisión, ¿Quieres ser millonario? Una bonita fábula, una historia sin complejos rodada con apenas 15 millones de dólares y un plantel de actores aficionados y casi anónimos en Bombay que sin máscara ni cartón ha sabido conmover a millones de espectadores en medio mundo, incluyendo a los académicos de Hollywood, que la obsequiaron con ocho Oscars, incluyendo el del mejor película.

Y también debo recomendar la archinominada a los mismos premios y gran perdedora de la ceremonia, El curioso caso de Benjamín Button, una superproducción de Hollywood, que a pesar de abusar de abundantes recursos demasiado usados en los últimos años en el cine americano, merece la pena. Con un Brad Pitt sempiterno y una estupenda Cate Blanchet –como me gusta todo lo que hace esta actriz- la película, a pesar de tener un metraje algo excesivo, no resulta pesada en ningún momento y es bastante emotiva en algunos momentos. Una épica historia, algo sobrevalorada, pero que bien merece que pagues la cada vez más cara entrada del cine.

lunes, 16 de marzo de 2009

Libros y periódicos, dos perros con distinto collar

Hoy me he desayunado con dos noticias interesantes. La primera de ellas la publicaba el diario Expansión, bajo el título “Érase una vez la crisis gracias a la que el hábito de lectura aumentaba”, y explicaba que el editorial es uno de los pocos sectores que resiste la actual coyuntura, sobre todo con libros profesionales, de autoayuda, 'bes-sellers' y novelas históricas. La otra la publicaba uno de mis blogs preferidos, 233grados.com, con el título: “El Seattle Post-Intelligencer deja de imprimirse mañana tras 146 años de historia”. Curioso. La crisis crea situaciones imprevisibles. Mientras los periódicos y las revistas echan el cierre y sólo mantienen vivas sus ediciones digitales, los libros, esos eternos acompañantes y creadores de sueños siguen con una salud de hierro. Parece mentira que sobreviva un producto que cuesta entre 20 y 30 euros (libro normal) o entre 6 y 10 euros (edición de bolsillo), y sin embargo esté en coma aquello que no supera los 2 ó 3 euros.

La razón no está en el precio. Como tampoco es el coste de la entrada lo que hace a la gente abarrotar ahora los teatros y descuidar los asientos de los cines. La gente va al teatro porque ve un espectáculo genuino, único, incapaz de piratear. No pagan masivamente el cine porque creen que ya es más fácil, más cómodo y más barato ver las pelis bajadas de Internet, alquiladas o compradas con la promoción del kiosco, tranquilamente en el salón de casa y con la tele de LCD de 32 pulgadas.

Algo parecido pasa con los periódicos y los libros. Los ávidos buscadores de noticias ya las tienen en Internet, más rápidas, más directas, gratis e, incluso, con vídeos y audios que las complementan. Comprarían periódicos, pero saben que hoy en día los medios dan lo mismo en papel que lo que han dado antes o darán después en Internet, las mismas noticias, pero en vez de leerlas en una pantalla o imprimirlas en un un folio en casa o en la oficina, se contemplan en un papel oficial. ¿Voy a pagar 1 ó 2 euros por leer prácticamente lo mismo que encuentro gratis en la red, y en la mayoría de veces para enterarme más tarde? Parece razonable contestar que no. Sin embargo, si la edición en papel fuera distinta, con más análisis y menos noticias de ayer y anteayer, más opinión, más conclusiones… quizás!!!!

¿Y qué pasa con los libros? Pues que la gente se gasta (nos gastamos) los euros en la librería o en el hipermercado de turno, porque sabe (sabemos) que ese libro es único, que va a tener larga vida en la mesa de noche o en la estantería del salón. Quizás pasen cinco años, o incluso menos, y ese libro vuelva a ser leído. Da igual que ya existan los e-books, y que en Internet se encuentren ediciones enteras de multitud de títulos. El libro impreso, encuadernado e incluso con anotaciones perdurará aún por mucho tiempo. Podrá descender su venta, podrán bajar los precios, podrá perder algo de terreno ante el libro digital, pero no desaparecerá. Porque los lectores seguirán comprando libros y sumergiéndose en miles de historias. Las cifras y los hechos empiezan a cimentar esta tesis. Y algo importante. Mientras la supervivencia de los libros sólo depende de que alguien los compre, los periódicos no sólo podrían vivir con lo que se paga al kiosquero, sino que necesitan ingresos publicitarios. Y eso, amigos míos, es otra historia. Una muy complicada.

lunes, 9 de marzo de 2009

Una de bacon, por favor

Hace unos días me acerqué como otras tantas veces al Museo Nacional del Prado. Coincidiendo con la conmemoración del centenario de su nacimiento, la pinacoteca madrileña programa hasta el próximo 19 de abril la exposición Francis Bacon, que recoge un conjunto de 62 pinturas y objetos de archivos del artista irlandés, afincado desde joven en Londres. Una oportunidad única de ver en Madrid, ciudad donde falleció el pintor, un amplio abanico de sus obras. La muestra, que incluye algunos de los primeros trabajos de Bacon que rondan el año 1944, se agrupa siguiendo un orden, en parte cronológico, en varios apartados temáticos relacionados con distintas etapas de su vida: Animal, Zona, Aprensión, Crucifixión, Crisis, Archivo, Retrato, Memorial, Épico y Final.

Más allá de datos concretos, que el espectador puede recoger en el programa del propio museo, debo decir que la exposición merece mucho la pena, y muestra de ello son las colas que se forman en su puerta a diario. Se trata de contemplar la obra de uno de los grandes pintores del siglo XX. Una pintura que te mira, te observa, te grita. Un pintura agresiva, pero con pinceladas estructuradas, pensadas, pausadas. Una pintura viva, a veces denostada, a veces amada, pero que no puede dejar a nadie indiferente. Bacon en estado puro. Magníficas las creaciones pictóricas del pontífice, como las variaciones del Retrato del papa Inocencio X de Velásquez. Apoteósicas son las figuras al pie de una cruxificación. Todo en Bacon es frágil y violento a la vez, abriendo caminos expresivos nuevos o cerrando otros. Imposible perderte esta exposición, ni lo dudes.

Y de paso, ya que estaba en el Prado aproveché para echar un amplio vistazo a Entre dioses y hombres, una muestra única de 46 de las mejores piezas de la colección de escultura clásica de Dresde, junto a otras 20 importantes esculturas clásicas pertenecientes al museo madrileño. El cierre temporal del Museo Albertinum de la ciudad alemana, permite disfrutar hasta el 12 de abril de esta fantástica exposición de escultura clásica, donde emerge la belleza en la antigua Grecia. Reconozco que la escultura no es mi expresión artística preferida, pero también que estas representaciones humanas de la época ofrecen un contrapunto muy sorpredente, que no te desvelo. Tendrás que descubrirlo.

martes, 3 de marzo de 2009

La fuerza deja Madrid

Aún estás a tiempo. Si todavía eres uno de los pocos aficionados a la saga cinematográfica de ciencia-ficción más famosa de la historia del cine que no ha visitado la exposición oficial que lleva unos meses en Madrid, te quedan dos semanas para remendar tan mayúsculo error. Hace unos días volví a visitar Star Wars: the exhibition, ya que el día de la presentación a la prensa -el 14 de noviembre- no la pude ver con detenimiento pues tenía que recabar datos para escribir la noticia. Y la verdad es que volví a disfrutar viéndola, y sacando fotografías. Esta muestra, compuesta por 45 piezas originales utilizadas en las seis películas, te transporta a un mundo lleno de fantasía, te sumerge en una historia mágica que ha cautivado durante décadas a millones de personas de todas las edades y en todo el mundo.

Encontrarte de pronto de frente con C3-PO, RD-D2, Yoda o el mismísimo Darth Vader es un auténtico privilegio para los que hemos disfrutado (y lo seguimos haciendo) con el visionado de las películas, sobre todo las antiguas. Ver los story-boards originales de cada uno de los films, las reproducciones de las naves, los fastuosos trajes utilizados por la Reina Amidala, algunos vehículos espaciales a tamaño real,… Cada una de esas piezas es arte, es parte de la historia viva del séptimo arte.

Con la banda sonora original de John Willians de fondo, el visitante de esta exposición podrá recorrer las nueve salas que recrean los planetas más importantes de la galaxia: Geonosis, Tatooine, Kashyyyk/Utapau, Coruscant/Kamino, Hoth, Mustafar, Naboo, Endor y la Estrella de la Muerte. Un viaje interestelar que no te dejará indiferente. Y como colofón, a la salida te encontrarás con la tienda oficial de la exposición, que hará la delicia de los más fanáticos de la saga de Lucas. ¿A qué esperas? ¡Qué la fuerza te acompañe!

jueves, 26 de febrero de 2009

¿Quién dijo que estamos ya en Cuaresma?

Esta semana don Carnal y doña Cuaresma se dan la mano. Escribo estas palabras en la madrugada del jueves. Hace tan sólo hora y media que el Miércoles de Ceniza ha servido de puente entre el Entierro de la Sardina (que pone oficialmente fin al Carnaval) y el comienzo de los 40 días de preparación para la Pascua según el calendario cristiano. Sin embargo, desde que tengo noción de mi existencia, recuerdo que las fiestas en honor a don Carnal duran al menos un par de días más hasta llegar a la Piñata.

Soy natural de Tenerife. El carnaval corre por mis venas, probablemente desde que nací, porque mis padres siempre ha sido muy carnavaleros. Me he enfundado infinidad de disfraces distintos en todos los años que he disfrutado de la fiesta. Algunos los heredaba de mi familia. Otros me los hacía una costurera a la que se lo encargábamos semanas atrás. Me vienen ahora a la cabeza alguno de ellos: pitufo, oso, indio, ficha de dominó, hawaiana, semáforo, enfermera, escarabajo, prostituta, moro, Blancanieves, hombre misterioso, del espacio, payaso,… y tantos otros. El carnaval en mi isla, y concretamente en la capital, Santa Cruz de Tenerife, se vive de forma espectacular. “No se puede contar con palabras”, dicen algunos, “hay que vivirlos”. ¡Cuánta razón tienen!

Calles, plazas, callejones, rincones. Todo es fiesta y carnaval en Santa Cruz durante algo más de una semana, desde que el viernes de la Cabalgata anunciadora hasta el domingo de piñata de madrugada, este domingo que viene. Y eso en la calle, porque los concursos y galas empiezan semanas atrás, y los preparativos de coreografías, ensayos y vestuario de murgas, comparsas, rondallas y candidatas a Reina del Carnaval se suceden varios meses antes. Hay quien vive casi todo el año con un ojo puesto en los Carnavales.

Este año, Santa Cruz repite el "Carnaval de día" que en 2008, en su primera edición tan buen resultado dio en la ciudad chicharrera. Desde las 12 del mediodía hasta las 4 de la tarde del domingo de Piñata, distintas plazas de la capital se llenarán de música en directo para mover el esqueleto, desde Alex Ubago o Beatriz Luengo, hasta la archifamosa orquesta venezolana Billos Caracas Boys o la mismísima estrella internacional Craig David. Muchos empalmarán la larguísima noche del viernes, y otros se levantarán para la ocasión y seguirán de fiesta hasta bien entrada la noche. Muchas familias irán con niños, porque el luminoso día trae más confianza que la oscura noche. Huele a éxito asegurado. Tengo que darle la enhorabuena a mi amigo Ángel Llanos, primer teniente de alcalde y gran impulsador de estas nuevas iniciativas del Carnaval, junto a su equipo en la Concejalía de Fiestas.

Otra de estas iniciativas fue la que tuvo lugar el pasado lunes de carnaval donde a las 9 de la noche la ciudad se ‘apagó’ por completo para vivir unas largas horas a ritmo de los mejores DJ’s del momento (Santa Cruz Dance), como Dj Craze, el artista de esta disciplina con mayor número de premios en estos momentos en el mundo. Unas 40.000 personas no pararon de bailar abarrotando la plaza de La Candelaria y sus alrededores. 50.000 watios de sonido y 135.000 de iluminación. Todo vale en Carnaval, siempre que sea con diversión y buen rollo.

Ya sabes, olvida por unos días la Cuarema, todavía estás a tiempo de pillar un avión este próximo fin de semana, plantarte en Tenerife y disfrutar del mejor carnaval del mundo. Y que quede claro: es el mejor para mí, que no el más grandioso o espectacular, por un motivo fundamental. En Río de Janeiro mueren asesinadas cada año en Carnavales en torno a 80 personas. En los de Tenerife, nadie. Borracheras todas, muertes, ninguna. Por eso, por muy espectacular, grandioso y grandilocuente que sea el Carnaval de Río, el ‘mejor’ es el de mi querida isla, porque la palabra mejor, según la RAE, es ser preferible o más conveniente, y ustedes me perdonen, ni prefiero ni me conviene, que mi preciada vida se pueda extinguir en unos Carnavales en manos de unos desaprensivos.

martes, 24 de febrero de 2009

Crónica de un éxito anunciado

Sábado 21 de febrero, siete y cuarto de la tarde. El sol se ha puesto ya en Madrid. Decenas de personas aguardan en la acera de la calle de Albuquerque esquina con la de Palafox. Las puertas de la Sala Clamores permanecen aún cerradas. El zaguán del mítico local y su escalera están abarrotados. Pasan los minutos. La gente se impacienta. ¿Todavía no han abierto la puerta?, pregunta una pareja que acaba de llegar. Un coche no para de tocar el claxon porque otro ha aparcado en la salida de un garaje con nada menos que tres grandes carteles de VADO bien visibles. Una señora de mediana edad pasa por delante de la sala con un chico joven, previsiblemente su hijo, y al ver tanta gente y expectación no se resiste a irse sin saber qué figura del espectáculo actúa hoy. Se acerca al cartel de la pared con la programación mensual de Clamores. A ver..., 21 de febrero…, Jose Zúñiga. Se van sin más. Quizás cuando llegue a casa, y si es adicta a las nuevas tecnologías, vaya corriendo al Google y teclee Jose Zúñiga. Quizás no, y olvide este nombre para siempre. Qué más da. Nosotros esta noche seremos afortunados y le veremos cantar.

Por fin se abren las puertas. Bajamos la escalera y entramos al local. Pasan quince minutos de las siete y media, y el artista acaba de salir a escena. En la sala (o en el bareto, como le gustaría a Jose que dijera) no cabe ni un alfiler. Unas 200 personas están ya sentadas en la parte de las mesas o de pie en la barra atentos a las primeras palabras musicales de mi amigo Zúñiga, su Autorretrato. Echo un vistazo al público asistente. El mosaico de edades comprende desde la veintena hasta la sesentena, incluso puede que alguien supere los setenta. También de ocupaciones. Hay estudiantes, ingenieros, arquitectos, abogados, magistrados, cantantes, economistas, directores generales, funcionarios, poetas, periodistas, comerciantes, escritores, profesores, políticos, consultores, internautas adictivos y muchas más que no soy capaz de identificar. Porque muchas caras presentes me son conocidas, otras no.

Acaba la primera canción. Primeros aplausos. El artista da la bienvenida, musita unas palabras y raudo y veloz se lanza con el segundo tema de la velada: Elegía. El ambiente es distendido. Los asistentes se susurran cosas al oído. Los camareros no dan abasto para atender, porque el alcohol fluye por las copas y las mesas de forma frenética. En fin. Ya vamos por la tercera y la gente se anima. Y más aún con el tema que da título al recital de hoy: ¡Ay qué vida! Dolores, enfermedades, hablar con el vecino, petar en la M-30, el ordenata, el móvil, tender la ropa,… Risas, muchas risas, vítores… ¡Que no decaiga!

“Una mañana al despertarme y cuando la casa olía a café, me habían traído el desayuno a la cama, leía la prensa, y leyendo a Manuel Vicent se me ocurrió esta canción”, explica Zúñiga. Murmullos en el patio de butacas. Lo del “desayuno en la cama” ha despertado risas. “Me lo traen todos los domingos”, añade el autor con una sonrisa en la boca. Gritos de Lidón, Lidón… (en alusión a su esposa). El tema Yo también te dedico una canción se traduce en un homenaje particular del cántabro a Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, y consigue que todos los asistentes acepten con agrado el regalo de un sueño.

Por una de aquellas idas y venidas musicales de la tarde, llega uno de los grandes éxitos del cantante cántabro, Historia de un ascensor. Los asistentes escuchan perplejos cómo el elevador de Padre Damián que sube y baja cuando quiere, desgrana una magnífica y autobiográfica historia de amor, de pasión, de vida, con alguna que otra licencia poética. ¡Magnífica interpretación!

El cantautor introduce un tema que habla de tres amigos en el barrio de Lavapiés, Pipas de agua. El ala oeste del garito, que alberga al grupo de MySpace, aplaude enérgicamente. La historia se desarrolla en la calle Primavera, un sábado cualquiera, esquina con la fe. Mis vecinas de la mesa de al lado cuchichean algo. Pongo el oído, sólo con el propósito de hacer esta crónica lo más completa posible. Parece ser que una de ellas, qué coincidencia, vive en Lavapiés, creo que incluso en la misma calle de la Fe. ¡Qué cosas!

El director decide entonces hacer una pausa y fumarse un pitillo. Presenta a uno de los artífices de que el de Torrelavega vuelva a estar esta noche encima del escenario. Pablo Medel nos deleita con una de sus canciones y luego le regala los oídos al anfitrión, con el que realiza a posterior un estupendo dúo para gritar ¡me liberé! Aprovecha entonces el polifacético artista para enseñar a la cuarta pared su recopilatorio libro de poemas que recientemente ha publicado Ediciones del Primor. “Probablemente lo tendréis todos, pero para el que no, aquí dejo algunos en primera fila”, dice. Luego el aire limpio de la función (prohibido fumar) nos trae otro de los éxitos del cantautor montañés afincando hace décadas en Madrid, Hey Pelele, y tras esta, Jose Zúñiga nos regala El tiempo, cuyo anuncio es aplaudido de forma vehemente por el Chivi y la inconmensurable Maite, que por cierto no para durante todo el concierto de levantarse y posar el objetivo de su cámara en el artista. ¡Habrá que ver ese excepcional documento visual!

Bueno, todavía hay tiempo para meterse con las autoridades eclesiásticas y militares, en El burro explosivo y Locuras de los curas, porque como dice Zúñiga desde las alturas, “hoy toca meterse con alguien”, y busca la complicidad del público en los coros. ¡Qué mal lo hacemos todos, por cierto! También dedica una de estas canciones a sus amigos de estudios universitarios en Deusto. Por ahí se oyen gritos cómplices de ¡director, director!

Tras En las tierras altas y la preciosa Hoja de ruta, el compañero Jose se despide con una canción especial dedicada a su musa María Pasión, su fiel escudera en su ruta particular, “ahora abuela”, recuerda él mismo. Sesenta pone fin a un recital rico en todos los sentidos. Inquietante, emocionante y conmovedor a la vez. Ovación final. Vuelan rosas rojas hacia el coso. Otra, otra, otra, pide enloquecida la plebe. Gracias por el bis. Gracias por venir. Fin.