martes, 14 de julio de 2009

Solo ante el peligro


Un virtuoso Michel Camilo se asomó la semana pasada en los madrileños Jardines de Sabatini para sentarse solo ante su piano, solo ante el peligro, y regalarnos un gran concierto al aire libre en los Veranos de la Villa. En un tarde noche, donde en la vecina Plaza de España, miles de personas se congregaban para dar fin a una cabalgata que celebraba la fiesta del Orgullo Gay, a los pies del Palacio Real de Madrid, en unos jardines que se convierten en un oasis en medio del calor veraniego que desprende el asfalto de la capital, llegó Camilo, se sentó enfrente de su gran piano y empezó a tocar.

No sabíamos el qué, no había nada establecido. Toca lo que el corazón le dicta, lo que percibe que el público necesita en cada momento. Así es este dominicano de 55 años que lleva toda su vida pegado a un teclado. Y parece que de verdad las manos están pegadas a las teclas porque Camilo domina con tal maestría el piano, que incluso desde la cuarta fila, cuesta seguir muchas veces sus rápidos y energéticos movimientos que desprenden un sonido espectacular.

Camilo nos regaló a los asistentes de este recital sus ritmos latinos con descargas frenéticas que emocionan al público por la vía rápida, o composiciones más lentas para disfrutar con calma. Y ante la atenta mirada de David y Fernando Trueba, dos filas detrás de nosotros, nos regaló dos bises: Adiós Nonino de Piazzolla y el Giant steps de Coltrane, que pusieron el broche a un concierto maduro y sincero. Es verdad que las otras dos veces que he visto a Michel Camilo en directo, en versión Trío en Tenerife o a dúo con Tomatito en el Cuartel del Conde Duque de Madrid, fueron noches más mágicas que ésta, de mayor complicidad con el público, pero este concierto a los pies del Palacio Real también quedará en mi memoria.

P.D. La foto no es perfecta, pero al menos el iPhone de Tamara (¿o era el de Álex? inmortalizó el momento.

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