jueves, 26 de marzo de 2009

Peldaño a peldaño, pero en caída

Reconozco que tenía bastante interés en ver la obra Los 39 escalones en el Teatro Maravillas de Madrid. Había leído algunos comentarios de espectadores a los que les había gustado mucho, y parece que el boca a boca estaba funcionando, porque el teatro se estaba llenando todas las funciones y ya habían ampliado dos veces la fecha definitiva de bajada el telón. Por este motivo saqué entradas para ver a Jorge de Juan, Gabino Diego, Patricia Conde y Diego Molero en una humorística adaptación de la obra que llevó al cine con éxito el maestro Hitchcock allá por el año 1935.

Lo primero que me encontré al cabo de unos minutos de comenzar la obra es que Patricia Conde ya no figuraba en el elenco, y había sido sustituida semanas atrás por Beatriz Rico. Cara de póker. No es que me muera por ver a la televisiva Conde -aunque algo de curiosidad tenía de ver cómo se desenvolvía en la escena-, pero me molesta que me la hayan colado, porque me parece indignante que no se avise de esto al comprar la entrada por Internet. Hoy mismo vuelvo a acceder a entradas.com y sigue saliendo la foto y el nombre de Patricia Conde. En fin, indignante.

Pero bueno, olvidado pronto este ligero agravio, me dispongo a disfrutar de la obra, y por qué no, reírme un rato. Sin embargo a mí Los 39 escalones me han producido un amargo sabor de boca. Me han dejado con esa sensación de probar un plato nuevo, y dices por cortesía: “sí, vaaa, no está mal…”, pero estás pensando para ti mismo: “no creo que vuelva a pedirlo”. Es una obra entretenida en muchos trayectos del viaje, con esporádicas risas, pero enormemente aburrida y repetitiva en otros instantes para mi gusto. Y una cosa no compensa la otra. Los actores no están mal, no. Y además su esfuerzo por llevar a cabo el género del absurdo es muy encomiable. Cómo no valorar las 1.000 transformaciones de Diego Molero y Gabino Diego. Por supuesto. Cómo no valorar el formidable juego de luces. Sí. Pero el sabor final, tras saborear a fondo y apurar la copa de vino, no es muy grato.

Ahora bien. Esta obra es la típica que o gusta bastante o no te gusta nada. No creo que nadie se quede a medias. Es como las pelis que parodian otras tipo Scary Movie o Agárralo como puedas. Hay quien les encanta y sale a carcajadas del cine recordando con los acompañantes todos los gags, y hay quien las aborrece y les parecen estúpidas. Para gustos, colores, como se suele decir coloquialmente. Así que tú decides. Quizás te encante. Quizás no.

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