jueves, 2 de abril de 2009

Sol naciente en Chamberí

La otra noche estuve cenando con unos amigos, bueno puntualizo, con unos muy buenos amigos, en un restaurante japonés del que me habían hablado bastante bien. No nos decepcionó, aunque mejor me atrevo a decir que no me decepcionó, porque mis amigos no son muy propensos a japoneses. Reservé y les convoqué yo. Ellos pidieron lo menos japonés de la carta y lo que estuviera más cocinado. Bueno, el sitio en cuestión se llama Nagoya, y tiene dos establecimientos en Madrid. Concretamente nosotros fuimos al de la calle de Trafalgar, en el distrito de Chamberí.

No soy un gran entendido en japoneses, pero me estoy aficionando últimamente a su comida y he probado ya algunos en Madrid. De primero pedimos una tempura de verduras y langostinos que no estaba mal. Luego probamos varios tipos de makis, de aguacate, de langostinos,… que estaban muy bien hechos. Pero lo que más me gustó fue la bandeja de sushi que pedí, un surtido de varios tipos: salmón, atún, langostino, huevas de salmón, tortilla japonesa,el único que no me gustó fue el de caballa. Dicen que “para gustos, colores”. Y una cosa es segura, una vez que pruebas estos platos con unos cortes excelentes en un japonés de verdad como éste, luego no puedes comerte los maki y los sushi que te ponen en el asiático de turno, como el que tengo cerca de mi trabajo.

En cuanto al local no es nada del otro mundo, pero la verdad es que muchas veces se agradece que se dediquen todos los esfuerzos en tener una comida fresca y de calidad y un servicio atento y agradable que no tanta decoración ornamental y con tantos detalles del país asiático, que muchas veces sólo sirven para recargar el ambiente. Por cierto, ya que nombro el ambiente, me resultó muy agradable, sin mucho ruido, que es fundamental. Una pega: que las mesas de la entrada están muy juntas. Por suerte, nosotros éramos siete y nuestra mesa estaba algo apartada.

¿Y el precio? Bastante barato. Comiendo y quedándose satisfecho os puede salir entre 25 ó 30 euros por cabeza con vino y postre. Restaurante japonés muy recomendable. Los hay mejores en la capital (y también más caros), según varias guías y clasificaciones que he consultado, pero éste tiene unos platos sencillos y abundantes y la calidad de los ingredientes es bastante buena.

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