lunes, 9 de marzo de 2009

Una de bacon, por favor

Hace unos días me acerqué como otras tantas veces al Museo Nacional del Prado. Coincidiendo con la conmemoración del centenario de su nacimiento, la pinacoteca madrileña programa hasta el próximo 19 de abril la exposición Francis Bacon, que recoge un conjunto de 62 pinturas y objetos de archivos del artista irlandés, afincado desde joven en Londres. Una oportunidad única de ver en Madrid, ciudad donde falleció el pintor, un amplio abanico de sus obras. La muestra, que incluye algunos de los primeros trabajos de Bacon que rondan el año 1944, se agrupa siguiendo un orden, en parte cronológico, en varios apartados temáticos relacionados con distintas etapas de su vida: Animal, Zona, Aprensión, Crucifixión, Crisis, Archivo, Retrato, Memorial, Épico y Final.

Más allá de datos concretos, que el espectador puede recoger en el programa del propio museo, debo decir que la exposición merece mucho la pena, y muestra de ello son las colas que se forman en su puerta a diario. Se trata de contemplar la obra de uno de los grandes pintores del siglo XX. Una pintura que te mira, te observa, te grita. Un pintura agresiva, pero con pinceladas estructuradas, pensadas, pausadas. Una pintura viva, a veces denostada, a veces amada, pero que no puede dejar a nadie indiferente. Bacon en estado puro. Magníficas las creaciones pictóricas del pontífice, como las variaciones del Retrato del papa Inocencio X de Velásquez. Apoteósicas son las figuras al pie de una cruxificación. Todo en Bacon es frágil y violento a la vez, abriendo caminos expresivos nuevos o cerrando otros. Imposible perderte esta exposición, ni lo dudes.

Y de paso, ya que estaba en el Prado aproveché para echar un amplio vistazo a Entre dioses y hombres, una muestra única de 46 de las mejores piezas de la colección de escultura clásica de Dresde, junto a otras 20 importantes esculturas clásicas pertenecientes al museo madrileño. El cierre temporal del Museo Albertinum de la ciudad alemana, permite disfrutar hasta el 12 de abril de esta fantástica exposición de escultura clásica, donde emerge la belleza en la antigua Grecia. Reconozco que la escultura no es mi expresión artística preferida, pero también que estas representaciones humanas de la época ofrecen un contrapunto muy sorpredente, que no te desvelo. Tendrás que descubrirlo.

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