martes, 30 de junio de 2009

Un canal de varios teatros


Hace unos meses abrieron en Madrid los nuevos y flamantes Teatros del Canal en Madrid, cuya gestión pertenece a la Comunidad de Madrid, que ha delegado la batuta artística en Albert Boadella, líder de Els Joglars. Aunque vivo prácticamente al lado de ellos, hasta hace unas semanas no había podido verlos por dentro. Y lo he hecho por partida doble. Por un lado, para ver una de las últimas funciones del clásico Fuenteovejuna, y por otro para asistir al Foro de Evidencias Electrónicas.

Cada uno de estos dos acontecimientos me ha dado la posibilidad de ver las dos salas principales del recinto, una más pequeña y coqueta, más propia para representaciones teatrales a pequeña escala, y la otra más grande y majestuosa, ideal para espectáculos con escenario variable, y eventos varios, como ejemplo este foro u otro congreso profesional. Aparte del interior de las salas, que obviamente (sólo faltaría) están ultra preparadas para todo, con las últimas técnicas y elementos necesarios, los espacios anexos a las salas: ambigú, halls con sofás, anchos pasillos super luminosos, etc. están muy bien estudiados y diseñados. Hay varias plantas, pero no faltan escaleras mecánicas y ascensores. Y además, la cafetería es muy amplia, con gran surtido de cosas para ‘picar’ en el descanso, y para tomar el fresco hay una agradable terraza. En fin… no falta de nada.

Lástima que la obra Fuenteovejuna, que me sirvió de baustimo en estos Teatros del Canal, no haya sido tan buena como esperaba, ni por supuesto tan genial como el Fuenteovejuna que contemplé hace unos años en el Teatro Pavón a cargo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Es triste, pero los actores (excepto uno: Gerardo Malla) no recitaban bien el verso, y sin eso, la obra se desmonta de principio a fin.

Pero volviendo a los Teatros del Canal, también me gustaría destacar su amplia y variada programación: hasta el momento teatro, ópera moderna, danza, flamenco, zarzuela,… y a partir de finales de agosto, la próxima temporada promete con el último espectáculo de Rafael Amargo, el ballet de Víctor Ullate, la obra de Shakespeare Sueño de una noche de verano bajo la dirección de Helena Pimenta y el estreno en España de La Vera Costanza (La constancia veraz), de Franz Joseph Haydn, con libreto de Francesco Puttini y Pietro Tavaglia. Y, por supuesto, el Festival de Otoño (una vez que nos quedamos sin el Albéniz). Habrá que seguir de cerca, nunca mejor dicho, estos Teatros del Canal.

domingo, 14 de junio de 2009

¡Tenerife adelante!


Ayer me vinieron a la mente grandes recuerdos vividos gracias al fútbol. El C.D. Tenerife, el “tete”, volvió a subir a la Primera división del fútbol español después de siete años relegado a la categoría de plata. Creo que todavía hoy domingo, y por lo que he podido ver por la tele e Internet, queda gente en la isla celebrando el anhelado ascenso. Desde la distancia, en la capital de España, que es donde vivo hace muchos años, me sumo a la alegría y a la satisfacción de que mi equipo, el equipo de mi familia, de gran parte de mis amigos y de casi toda la isla de Tenerife, haya recuperado el puesto de honor en la elite del fútbol español del que disfrutó durante varios años.

Mi primer recuerdo que tengo del C.D. Tenerife es de cuando tenía 10 años. El equipo estaba haciendo una gran segunda vuelta en Segunda, valga la redundancia, y había muchas posibilidades de jugar la hoy desaparecida “Promoción” para subir de categoría, hito que no ocurría desde 1962, cuando sólo se aguantó un año en la cumbre. Recuerdo perfectamente el día que conseguimos ese ascenso, jugando contra el Betis, en una calurosa noche de principios de julio de 1989. Ese día, hace casi veinte años, me hice hincha del Tenerife.

Mi padre se hizo socio y abonado del Club, junto a varios amigos, y yo iba con él al estadio, con un pase infantil de acompañante, cada dos domingos. Tras unos primeros años muy difíciles en la máxima categoría, con muchos nervios para no volver a bajar a Segunda, por fin nos fuimos asentando, y llegaron los éxitos: dos quintos puestos que daban derecho a jugar la UEFA, los grandes partidos en Europa donde incluso llegamos en una ocasión a semifinales, los dos épicos finales de Liga ante el Madrid,…

Esos años de niñez y adolescencia en el Estadio Heliodoro Rodríguez López me convirtieron en un gran aficionado al fútbol. Allí vibré con este gran deporte, con mi equipo, con una gran afición y pude ver en directo a estrellas como Maradona, Papin, Boban, Roberto Baggio, Butrageño, Hugo Sánchez, Zamorano, Romario, Laudrup, Zamorano, Koeman, Guardiola, Stoichkov,… Y por supuesto me emocioné con los ídolos locales: Rommel Fernández, Felipe, Redondo, Dertycia, Pier, Pizzi, Quique Estebaranz, César Gómez, y tantos otros.

El ir al fútbol cada quince días se convirtió para mí en un ritual quincenal inolvidable durante casi ocho años, hasta que me vine a vivir a Madrid: bajar a la ciudad de Santa Cruz con mi padre (luego también se hizo socia mi madre), reencontrarme con amigos, chillarle al árbitro, disfrutar con las mejores jugadas, sufrir ante un resultado adverso, cantar los goles, comerme un bocadillo en el descanso, disfrutar con una victoria, tomar algo después de los partidos en el Imperial,… ¡qué tiempos!

Ahora el Tenerife, del que sigo siendo un simbólico accionista, ha vuelto a Primera, al igual que lo hizo el 17 de junio de 2001 en Leganés, donde tuve la oportunidad de asistir al Estadio de Butarque a verlo, tras haber bajado en el 99. Pero aquel tercer ascenso sólo duró una temporada, que apenas me dejó una vez irle al ver al Bernabéu. Espero que ahora nos podamos mantener algún añito más. ¡Tenerife adelante, sin temor a la meta final!

lunes, 1 de junio de 2009

Cuatro sitios para comer bien


Me gustaría recomendar cuatro restaurantes en Madrid que me han gustado bastante de algunos de los que he estado en las últimas semanas. Son cuatro totalmente distintos, sobre todo en precio, pero todos valen la pena:

Muy barato: Si quieres probar una de las mejores hamburguesas de la capital de España, éste es tu sitio: Alfredo’s Barbacoa. Tienen dos restaurantes: el de la calle Lagasca (Barrio de Salamanca), el primero en abrir hace ya más de veinte años, y en la calle de Juan Hurtado de Mendoza (cerca de la Plaza de Cuzco-Paseo de la Castellana), que es en el que más veces he comido. Hay algunos entrantes para hacer boca como los aros de cebolla, alitas de pollo, chile con carne, ensaladas de col, y también tiene de segundo, platos como las costillas, salchichas o lomo, pero su especialidad son sus famosas hamburguesas, que han hecho que hasta tenga su grupo de fans en Facebook (entre los que me encuentro). Mi preferida: La super Alfredos Burger con queso philadelphia y cebolla a la parrilla. Sencillamente exquisita.
Precio aproximado: entre 15 y 20 euros por persona.

Barato: Dentro del deambular bimensual por restaurantes de cocina internacional que hacemos los integrantes de un club del gourmet que fundamos hace años un grupo de amigos, nos tocó cenar la última vez en el restaurante de nacionalidad coreana, Korea, en la calle de Cristóbal Bordiú de Madrid. Decoración sencilla, servicio amable, buena comida y mejor precio. Instalan unas planchas en las mesas con unos camping gas, y ahí te cocinan unos excelentes platos de carne o marisco con verduras. Muy recomendable el omurais, un arroz envuelto en tortilla y con salsa, y a mí me gustó mucho el Kimchi, una especie de col fermentada y picante que sirven fría, pero que no fue mucho del agrado de mis compañeros de mesa. Su punto débil: su escasa y pésima carta de postres. ¡Nada es perfecto!
Precio aproximado: unos 25 por persona.

Caro: Uno de mis restaurantes preferidos en Madrid es el De María de la calle de Félix Boix, cerca de Plaza de Castilla. Cohabitan varios locales con esta enseña en la capital, pero éste es “el restaurante” del grupo y dista bastante de los otros, casi todos en el centro de la ciudad y que son más estilo parrilla con una barra que también sirven cañas, vinos y tapas. El de Félix Boix, que incluso tiene una web independiente, es un acogedor establecimiento, con un buen servicio, una bonita decoración y una buena cocina argentina, donde destaca su rica provoleta, sus excelentes y deliciosas carnes a la parrilla y sus riquísimos postres. Siempre está muy frecuentado por famosos, sobre todo futbolistas (no está muy lejos del Bernabéu), algo que atestiguan algunas fotos que cuelgan de las paredes.
Precio aproximado: entre 50 y 60 euros por persona.


Muy caro: Para ocasiones especiales, como una celebración en grata compañía, un homenaje gastronómico con un excelente vino o simplemente una comida de negocios (lo que más se estila en este lugar) os recomiendo Aldaba, un selecto restaurante de cocina vasco-navarra en la calle de Alberto Alcocer (al lado de Cuzco) con una elegante ambientación, un impecable servicio de mesa, una cocina de temporada del altos vuelos, incluyendo una retahíla de postres caseros y una de las mejores cartas de vino de todo Madrid. No obstante, cuenta con el premiado sumiller Luis García de la Navarra que atesora en este local una carta de vinos que parece una enciclopedia con representaciones de todos los países del mundo. La foto de arriba es de uno de sus salones.
Precio aproximado: 100 euros por persona o más (dependiendo del vino elegido)