jueves, 8 de julio de 2010

El delirio de la Roja


El triunfo de la Selección española ante Alemania en las semifinales del Mundial ha desatado una euforia sin precedentes en España. Millones de banderas cuelgan de ventanas y balcones de nuestras ciudades, el tema principal de conversación en los bares y centros de trabajo es el equipo nacional de fútbol, la prensa deportiva arrasa estos días, el positivismo es tal entre los ciudadanos que hemos despedido por un tiempo la crisis, el paro y la sentencia del Estatut para hablar de lo único que parece verdaderamente importante en este país: el fútbol.

No me quiero ni imaginar si somos capaces (no tengo ninguna duda) de ganar el domingo a Holanda y proclamarnos campeones del mundo. El balompié es el único deporte que puede paralizar un país entero. Ya ha sucedido en Brasil, en Argentina, en Francia, en Italia… ahora nos toca a nosotros. Nos merecemos este ganar este Mundial.

Desgraciadamente Sudáfrica está muy lejos, viajar es carísimo y estamos en crisis, pero los millones de gargantas rojas se oirán el próximo domingo por la noche en todos los rincones de España, y allá por donde haya un españolito por el mundo. Tenemos una Selección única y es hora de demostrar al mundo que podemos ser campeones, y que la Eurocopa no fue una ilusión óptica. Que vuelva a marcar Puyol o Villa o mi compatriota Pedrito, o quien sea. Como reza el lema de la Selección escrito en el autobús: “Ilusión es mi camino, victoria mi destino”. ¡¡¡¡A por ellos!!!

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