martes, 6 de julio de 2010

Nadal, Wimbledon y Roland Garros


El domingo cuando veía a Nadal alzarse en Londres con su segundo Wimbledon y octavo ‘Grand Slam’ me vino a la mente la primera final que ganó en el All England Tennis Club ante Federer, que ha pasado a la historia como la más larga por los continuos cortes ocasionados por la lluvia. ¡Qué pedazo de final! En general, el triunfo de Nadal me hizo recordar muchos buenos momentos que he vivido gracias a los triunfos del tenista balear de tan sólo 24 años, ya sea disfrutándolos desde el salón de casa en la tele o las que he podido disfrutar en directo como varias semifinales y las tres finales que ha disputado en el Masters Series de Madrid (de las que ganó dos) o su segunda final en Roland Garros –la primera frente a Roger Federer- que tuve la suerte de ver en vivo y en directo en la pista Philippe Chatrier.

Entonces un casi todavía adolescente Nadal -había cumplido 20 añitos unos días antes- derrotó al todopoderoso Roger Federer y comenzaba su leyenda en París al sumar su segunda Copa de los Mosqueteros consecutiva y además ante el número uno del mundo. Aquella final empezó mal para el balear, con un 6-1 en contra que no hacía presagiar nada bueno. Sin embargo, Rafa tiró de garra y derrotó al suizo en cuatro sets. Los españoles enloquecimos enarbolando nuestras banderas de España en medio del templo francés de tenis. París, que nunca ha tenido devoción por los españoles, apoyaba a ultranza a un francófono Federer. Pero Roland Garros ha tenido que acostumbrarse y desde entonces ha visto reinar a nuestro Rafa tres veces más (el mes pasado volvió a recuperar el trono que Federer había conseguido el pasado año).

No sé si volveré a contemplar una final de Roland Garros en directo y además jugando los dos primeros del mundo y ganando un español. Mi final en París será siempre la de 2006. Pero si de algo estoy seguro es que no moriría del todo feliz sin haber asistido a una final de Wimbledon al menos una vez en la vida. Mi pasión por el tenis me obliga a coronar los dos templos mundiales de la raqueta. A ver si un año consigo entradas. Ardua tarea.

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