domingo, 8 de febrero de 2009

Un africano en Chueca

Hace tres años, 16 amigos fundamos un Club Internacional del Gourmet con el objetivo de reunirnos periódicamente (normalmente cada dos meses) e ir probando restaurantes madrileños de distintas nacionalidades. Hace unos días la cita nos llevó a Kimbumbu, un buen establecimiento de comida africana situado en el barrio de Chueca, en la calle Colmenares, 7 (entre la calle Libertad y la calle Barquillo), muy cerca de Cibeles.

Lo primero que llama la atención al entrar en el restaurante es la decoración, muy cuidada, étnica e inspirada en las materias primas africanas: maderas y colores oscuros. Las mesas también son muy originales y las sillas son una especie de cajones que están incrustados bajo la mesa que luego resultan ser bastante confortables a la vez que creativas.

Si se va en grupo, como las dos veces que yo he estado, será muy acertado pedir el menú degustación (21 euros + bebidas), porque se puede degustar una gran variedad de platos que servirán para hacerte una idea de cómo es parte de la comida del continente negro. Sin embargo esto tiene como siempre un ‘pero’ y es que al final, pruebas de todo pero sólo un poco de cada (aunque algo te guste mucho y otra cosa sólo una pizca) y además tu plato se convertirá en un batiburrillo de muchos platos, por ejemplo de ensaladas, y casi no sabes cuál estás probando. Pero quitando este pequeño inconveniente, la cantidad de colores, texturas y sabores de todos los platos, bien vale la pena optar por esta elección.

Los platos que nos sirvieron en el menú degustación fueron:

- DE PRIMERO: Futari de calabaza encebollada con boniato y leche de coco, batsuana de maizal al horno con salsa de alcachofas, ensalada de zanahorias y pimientos con bonito encebollado al jengibre, ensalada de manzanas dulces y con panecillos de maíz y queso futo, ensalada de papaya y espinacas con aliño de naranjas y comino y aguacates, patatas con salsa de curry.
- DE SEGUNDO: Guisado de ternera al sésamo con fufú de ñame, cuscus senegalés de cordero (en la foto), pollo al jengibre, yassa de pollo asado con lima, almejas con cacahuetes y espinacas, gambas con mango y batata dulce.
- DE POSTRE: Natillas de plátano, crema de mango, piña con delicia de coco, hojaldre de fruta, acompañados de un café de puchero con cardamomo.

No vamos a decir que sea una comida de una calidad hiper excelente, pero si muy buena en calidad-precio. Cuesta mucho (pero que mucho, mucho) encontrar a estas alturas en Madrid un restaurante en el que puedas comer bien a ese precio. Por otro lado, el servicio es rápido y atento, pero quizás podría estar más pendiente de si falta algo, como más agua o pan, porque me dio la sensación de que después de poner todos los platos sobre la mesa, por ejemplo los primeros, se olvidan de ti hasta que toca el segundo.

En fin, una fenomenal opción gastronómica, muy original y a buen precio, que seguro te sorprenderá positivamente.

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